2025-04-10
Este lunes en Los Rosales se apagó la última chispa de esperanza. La derrota por 1-4 ante Marola F.C., con cuatro goles de H. Ouali, sentencia nuestras opciones de mantenernos en la categoría. El resultado fue duro, pero no inesperado. Este ha sido un año cuesta arriba, con ausencias constantes, complicaciones para reunir al equipo y hasta partidos sin portero. Aun así, salimos a la pista con la frente en alto.
A los 7 minutos ya íbamos por detrás, y el guion fue el mismo durante gran parte del encuentro: ataques del rival y pocos recursos desde nuestro lado. Nos faltó profundidad, oxígeno y banquillo. El Marola, más sólido, aprovechó cada error para ampliar la ventaja.
El único momento de celebración fue al minuto 29, cuando Iago López —que volvía tras una lesión— firmó el gol del honor. Fue un rayo de luz entre tanto gris. Su regreso es más que simbólico: es una muestra de compromiso que representa lo que este grupo ha intentado sostener durante toda la temporada.
No es excusa, pero sí contexto. Una vez más, nos vimos obligados a improvisar bajo palos. Esta vez fue Quevedo quien asumió el papel con valentía. No es portero, pero lo intentó todo para evitar lo inevitable. Es solo una muestra más del año difícil que hemos vivido, en el que cuadrar convocatorias ha sido casi tan difícil como defender un resultado.
Todavía quedan partidos por jugar, y aunque ya no nos jugamos la permanencia, sí tenemos algo que defender: el escudo, el grupo y a la gente que nos sigue. En la próxima jornada nos enfrentamos a un equipo al que ya vencimos en la ida. Será una oportunidad para demostrar que seguimos vivos, que no bajamos los brazos y que terminaremos esta temporada luchando hasta el último segundo.
¡Hazlo, Peña! 💙🖤
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